✅ El otoño ya está aquí y a veces nos sorprende con sus bruscas y repentinas bajadas de temperaturas, especialmente en las primeras horas del día, en los paseos matutinos con nuestro perro. El frío y la humedad pueden ocasionar una bajada de las defensas naturales de nuestro perro y con ello estará más propenso a contraer enfermedades. Os proponemos tres recomendaciones para protegerles en esta época del año.
1. Los efectos del frío y la humedad: los grupos de riesgo
Un buen número de perros es sensible a los cambios de temperatura y acusan especialmente la llegada del frío y de la humedad, entre este grupo de riesgo se encuentran:
-Perros de pelo corto, ¡aunque sean de tamaño grande!
-Perros de edad avanzada, ya que muchos presentan molestias o patologías articulares que se ven acentuadas en esta época del año.
-Perros de tamaño pequeño, a los que a veces les cuesta más regular su propia temperatura corporal.
-Perros con historial de afecciones respiratorias o cardíacas, particularmente si son braquicéfalos, ya que debido a la peculiar anatomía de su aparato respiratorio pueden tener mayor dificultad en su recuperación ante faringitis, laringitis, bronquitis o neumonía, por ejemplo.
-Los cachorros, porque su sistema inmunitario aún no posee la madurez de un perro adulto, o bien se encuentran en su periodo de vacunación, y por tanto el frío, las corrientes de aire y la humedad representan un serio riesgo para su salud.
Si el perro sufre un enfriamiento o permanece húmedo, consecuentemente sus defensas naturales funcionarán con menor eficacia, quedando su organismo más expuesto a la acción de bacterias, virus y parásitos. Si queréis saber más sobre la influenza canina (gripe) ver este post.
Como recomendaciones generales, si el perro se encuentra entre este colectivo más vulnerable (y en general, a todos los perros que viven en el interior de casa), procuremos evitarle los cambios bruscos de temperatura, ya que durante los meses fríos las casas tienen una temperatura elevada con respecto al exterior; siempre que vuelvan húmedos de su paseo, secarles escrupulosamente bien y no dudemos en recurrir a abrigos o impermeables para protegerles de la lluvia y mantenerles calentitos en la calle.
2.Una visita al veterinario para comprobar que todo va bien.
Al comienzo del otoño es aconsejable realizar una visita a nuestro veterinario para que compruebe que el estado de nuestro perro es satisfactoriotras el verano y las vacaciones; verificar que está correctamente desparasitado, que tiene sus vacunas al día, y aprovechar, si se cree necesario, para realizar un test de Leishmania, por si el perro ha estado en algún lugar donde esta enfermedad es endémica o tiene un alto riesgo de prevalencia, así nos quedaremos tranquilos.
Si nuestro perro presenta obesidad o sobrepeso como consecuencia de haber realizado menos ejercicio en la época estival o algún desorden alimenticio durante las vacaciones, es el momento para recuperar su peso ideal, con una alimentación específica y retomando su actividad física habitual. Ver también.
3. Llega la muda estacional: la piel y el pelo necesitan ayuda
La muda del pelo es un proceso esencial en los perros y en otros animales mamíferos para adaptarse a las condiciones climatológicas cambiantes y a los rigores de una época más fría, especialmente cuando los perros todavía no habían sido domesticados y vivían en plena naturaleza.
Ahora comienzan a perder el pelo `de verano’ a un ritmo variable, dependiendo del lugar en el que se encuentre el perro y su modo de vida (si pasa mucho tiempo en el interior o en el exterior de la casa): notaremos mechones que se caen y van dando paso al pelaje protector del frío.
Este proceso de muda es más intenso en los perros de pelo tupido y espeso, pero incluso en aquellos de pelo corto se produce. Algunas razas como el Caniche, cuyo pelo está en continuo crecimiento o el Yorkshire Terrier, que carece de subpelo, no pasan por esta fase.
Es importante que dediquemos algo más de tiempo de lo habitual a su pelaje, para ayudarle a desprenderse del pelo ‘viejo’ con comodidad y agilizar la muda. Si se deja que los nudos prosperen se dificulta la regeneración del pelo y la piel se resiente al no poder airearse correctamente, dando lugar a trastornos cutáneos como picores y caspa.
Para ver qué tipo de cepillo es el óptimo para tu perro consulta aquí.
La alimentación te ayuda también en esta etapa: un pienso específico, con el aporte de nutrientes que ayudan a fortalecer la integridad de la barrera cutánea (como los ácidos grasos omega 3) contribuye a que el perro tenga una piel más sana, y en consecuencia menos vulnerable, y un pelo fuerte y brillante.